miércoles, mayo 03, 2006

Una primera batalla

El mago panzón parecía un poco indeciso, seguramente un mago superior analizaría la batalla y descubriría que hubo alguno que no estuvo presente en lo más importante de ésta. Ésto le obligaba a no alejarse demasiado y esperar el momento adecuado para hacer una presencia algo responsable. Se acomodó sobre un tronco húmedo y talado, valiéndose de la palma de su mano para secarlo y así no mojarse (obviamente con un pequeño conjuro). En ese preciso instante, un brillo plateado y horizontal descendía delante de los ojos del mago de forma inesperada Bliz tenía el poder sobre un cuello asustado a lo que advirtió Bliz:'Tú y yo sabemos lo que pasará si mueves tan solo la mirada'
"...A lo que el mago encontró rápido la respuesta, demostrando una fluida inteligencia ante situaciones extremas:'No... por favor...(voz temblorosa),¡Lueder! ¡corre!'.
Bliz:'¿Lueder?'.
En un gesto estúpido Bliz retiró su cuchillo del cuello del mago. Oyó un ligero murmullo.
"Ese maldito brujo está haciéndome un conjuro". Sin más miramientos y con toda la violencia que la prisa y la adrenalina le otorgaban, Bliz degolló al mago de tal forma que su cabeza se separó del resto del cuerpo. algo de sangre le salpico el brazo y parte del cuerpo.

Cuando giró la cabeza para mirar el cuerpo inerte del mago, todo el espacio de su alrededor, los árboles, el cielo la tierra había sido movido, no... era él... A Bliz le daba la sensación de que había sido teletransportado, pero de una forma especial, ahora estaba sentado sobre un tronco seco. Bliz estaba quieto e inmóvil, asustado ante el frio de un cuchillo que sostenía un mago lleno de malicia.
"cambian las tornas, cambia la víctima" - oyó decir al mago.
Bliz no podía creer lo que estaba pasando, había sentído la sangre del mago golpearle, había visto por el rabillo del ojo como la cabeza y el cuerpo caían por separado en la tierra, o quizá sólo había imaginado haberlo visto. ¿Podía su mente haberle jugado una mala pasada?
El mago hizo uso de su orgullo mas no del cuchillo, lo lanzó hacia atrás en un movimiento que hizo notar quién estaba dominando la situación. De pronto, Bliz se dió la vuelta apoyándose torpemente sobre la cintura del mago y distanciándose gracias al empuje dado. El mago no lo dudo, se teletransporto a una distancia prudencial y con su media sonrisa alzó la mano a la altura de su pecho, creando una pequeña llama verde, esto hacía suponer a Bliz que no iba a matarle en el momento pero sí que estaba preparándo un ataque, seguro que mortal.

Bliz impotente se lanzó a toda velocidad hacia el mago. Casi tropezó con sus propios pies cuando vió que la imagen del mago se oscurecía y empezaba a hablar con un Bliz espectral que aparecía a su derecha.

El mago grito ¡uniflora convertia! Al instante el preciado puñal del Bliz espectral se convirtio en una estupida e inofensiva florecilla. Claro que no una florecilla vulgar, sino una genuina 'rosa del unicornio', a la que por cierto, el mago era terrriblemente alérgico.

- "No ha funcionado tu magia, verdad, mago??"
- "Y tu no deberías ser un experto en el manejo del cuchillo??" Vaya, sabía contestarle
- "Claro que lo soy!!". Bliz no podía dejar que se le subiera a la chepa
- "Y yo sé trucos de magia que no te puedes imaginar, esto ha sido solo...un fallo de cálculos..."
- "Igual que lo mío, si hubiera querido te hubiese traspasado en un abrir y cerrar de ojos, pero me diste pena.."
- "Como tú a mí, que pasaría si de esto se enterasen tus compañeros.."
- "Y si se enterasen los Grandes Sabios que has creado una flor que te da alergia??"


La imagen desapareció ante los ojos del confundido Bliz y se encontró otra vez en el bosque con manchas de sangre en su cuerpo y con un cadáver de mago totalmente calcinado y consumido a sus pies.


Ahora estaba claro lo que había ocurrido.
A los magos se les enseña a controlar sus sueños y a inhibirlos puesto que podrían realizar conjuros mientras sueñan, conjuros sin control, enmarcados dentro del propio sueño que podría matar a los compañeros del mago o a este mismo.

El mago tenía pensado un conjuro de ilusión para Bliz, en el cual le transportaría a un lugar donde estaría indefenso y le atacaría con mágia ficticia, seguramente un conjuro ensañado miles de veces con maniquies, donde el mago toma el arma de su agresor y le toma la posición de ventaja. Este conjuro es una simple ilusión en la cual el mago está en trance y por tanto, inefenso en el mundo real y el atacante no es capaz de ver lo que ocurre a su alrededor.
Bliz creería este engaño, su mente creería que fue atacado por un conjuro poderoso y su cuerpo moriría a las ordenes de su mente.

Pero en este caso pasó algo muy especial, Bliz mató al mago una vez que el conjuro había sido lanzado, por tanto, el conjuro se realizó y empezó a extraer la energía necesaria para mantenerse del cuerpo del mago. El mago estando ya muerto, no podía canalizar esta energía hacia el exterior por tanto, el conjuro consumió su cuerpo inerte. Esta descomposición acelerada junto con la falta de control sobre el conjuro hizo que éste, una vez superado la fase inicial pre-construida (esta fase existe para que el mago pueda concentrarse en la ilusión) se encaminó hacia algo totalmente aleatorio hasta que la energía del cuerpo del mago se acabó y por tanto también el conjuro.

Bliz podía dar gracias a su dios, puesto que la ilusión podía haber creado una explosión o haber hecho que el mago realmente finalizara su conjuro y haberle matado. Seguramente, el mismo subconsciente de un mago tan vago traicionó a este conjuro desde un principio y es lo que hizo que el mago fracasara en su intento de matar a Bliz una vez que no estaba allí para controlar lo que ocurría.
Bliz sabía que con un mago más disciplinado ahora estaría muerto.

Un escalofrío de comprensión recorrió el cuerpo de Bliz, incluso un mago muerto hubiera sido capaz de matarle.
Ya le habían explicado que este conjuro lo usan los magos en situaciones desesperadas pues se ejecuta muy rápido y suele salvar la situación, aunque el trance del mago suele durar bastante tiempo y eso les hace muy vulnerables (si descubres el engaño, el mago se puede dar por muerto). Bliz siempre se había reido de su hermano cuando con admiración le había explicado esta técnica. Pensaba que había que ser realmente tonto para dejarse engañar por una ilusión. Ahora tenía miedo, aún cuando esa ilusión era tan ficticia (¡el mago ya estaba muerto! ) Bliz podía haber jurado que lo que estaba ocurriendo era real.
Había aprendido varias lecciones en esta pequeña batalla, matar a los magos directamente, no darles oportunidad a reaccionar seguramente era la más importante de ellas.

Si el papel de Larón estaba en lo cierto, no sería el último mago que se encontrara en el bosque. El primer impulso de Bliz fue correr, correr hacia la llanura, hacia la ciudad con todas sus fuerzas. Pero sería una tontería, sin duda los magos estarían vigilando la zona. "Eres más listo que esto. Los animales corren, los animales se esconden, tú eres un ladrón, tú eres Bliz, serás la élite de los ladrones, usa la forma de los ladrones: el disfraz.".
Aquel bosque le proporcionaba todo aquello que podía necesitar para completar aquel disfraz. Ese no era el problema. El problema es que un buen disfraz requiere de una buena preparación, conocer a la persona que suplantas, sus maneras, su habla, su entorno. Bliz sobre los magos sólo sabía que quería erradicar a todos de la tierra. Sólo un par de veces los vió cuando era niño y eran memorias nubladas de malos recuerdos. Algo le decía que los magos y los malos momentos volverían a relacionarse en un futuro muy cercano.

Tragando saliva, Bliz el mago se internó en el bosque...