sábado, abril 22, 2006

Bliz no se entera (I)

Esa letra era inconfundible, hacía imaginar la forma de hablar de Larón, como si el escribir lo hiciera con la misma urgencia, inconfundibles esos símbolos tan simplificados pero claros, y esas letras tan alargadas y concentradas ya no tan evidentes, que a cualquiera que lo leyera aparentaría un problema grave de visión.
Bliz, ya había aprendido a saber cuando una situación precedía un engaño, y ésta no era libre de sospechas, la intención de dejarle una nota en el bolsillo podría querer decir algo más que lo que le comunicaría dicha nota.

Por la dificultad de la lectura, Bliz estuvo a punto de simplemente tirar la nota. "Al fin y al cabo" - pensaba - "esta es una nota de vencedor regocizandose de su victoria".
Pero algo le decía que quizá por una vez merecía la pena la lectura. Efectivamente, apenas leyó las primeras palabras la ocultó rápidamente en el bolsillo, esperaba que nadie se hubiera dado cuenta de su actitud.
Miró hacia el suelo, efectivamente, devastación del tipo que un poderoso mago podría haber hecho. Miró hacia la ciudad, las puertas cerradas a cal y canto y el brillo en las flechas ya preparadas en los arcos. Miró hacia el bosque, aparente tranquilidad. Bliz sintió el aire, no había. Seguramente lo habían parado para que no se oliera algo terrible.
Bliz se planteó sus opciones, no muchas.
- Cualquier intento de huir sería parado por sus propios compañeros ladrones creyéndolo parte de la competición.
- Si intentaba avisar a los demás le tomarían por loco (al fin y al cabo es normal que una ciudad se arme ante un grupo tan numeroso de ladrones a sus puertas)
- Si enseñaba la nota ... Un momento, Larón le podía estar jugando una buena treta para eliminarle del concurso. Eso es, ¡Maldito!
Simulando aburrimiento, Bliz se fue a las últimas filas del grupo, ahora deseaba que ese discurso durara cuanto más, mejor.
Allí se dejó caer de forma plomiza en el polvo, en un lugar donde no sería fácil que ojos ajenos vieran lo que hacía. Leyó la nota:
"Es una encerrona maga. Este año el concurso va a ser una caza de ladrones, no se os permitirá salir a ninguno con vida del bosque. Saben exáctamente cuántos entramos en la ciudad y no nos permitirán vivir. Estoy dentro de la ciudad en la cantina, emborrachándome, ven y beberemos juntos, seguramente no nos considerarán dignos y se olvidarán de nosotros"

Muy hábil este Larón. Pero Bliz no iba a caer en la trampa, no señor. Ahora Larón debía estar en algún sitio del grupo, en un sitio desde el que podía vigilar a Bliz sin ser visto. Bliz disimuló tos ocasionada por el polvo, pudo lazar unas cuantas miradas furtivas, nada.
La nota de Larón no tenía pies ni cabeza, ¿Cómo podía saber Larón eso? ¿Por qué no se lo había dicho en persona? ¿Es acaso Larón más listo que la élite de los ladrones allí presente? Sin duda, no.
Era una encerrona, eso era cierto, era una encerrona de Larón.
Pues Bliz no pensaba caer en la trampa. Participaría como un ladrón más, con honor por haber llegado hasta allí y encontrarse entre los mejores.

Además, si fuera verdad, ya le tenía ganas Bliz a esos brujos, ellos debían ser quienes tuvieran miedo. Ja! Se jugaba su equipo de ganzuas a que no había un mago en 50 kilómetros a la redonda.
Bliz arrugó el papel para metérselo en el bolsillo otra vez (le daba verguenza que alguien viera que casi cae en un truco tan básico), vió que la parte de atrás del papel también estaba escrita. "Basta de tonterías", ignoró esa parte y guardó el papel. Casualmente el discurso había acabado, se ponían en marcha hacia el bosque.

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