miércoles, abril 26, 2006

Un mago sin disciplina

Bliz hacía tiempo que estaba oyendo ruidos lejanos y confusos que provenían del bosque, con su gran agudeza auditiva, creyó reconocer los sonidos del concurso de este año. Ya se encontraba mucho mejor y tranquilamente reclinado en un
árbol miraba hacia el interior del bosque imaginando a la élite de los ladrones en el mejor juego de engaño creado nunca.
Un sonido a su derecha rompió su ensimismamiento, alguien se había tropezado y caido no muy lejos de donde él estaba. Sin duda, un ladrón perdedor. Bliz se ocultó rápidamente tras el árbol. Aún no tenía perfeccionada su mentira y prefería no tener que responder a preguntas.
Desde su escondrijo, empezó a observar a aquel personaje, no parecía un ladrón, parecía un tabernero con barriga y mofletes abultados. Había algo raro en él, esa forma de moverse, ese bastón en el que se apoyaba, esa ausencia de equipaje. Cuando tras casi un minuto aquel hombre se pudo incorporar, su cuerpo no ocultaba completamente el paisaje.
Un conjuro de semi-invisibilidad ... ¡Un mago! ¡Un maldito brujo aquí!

Un mago que no debería estar allí sino en el mismo corazón del ataque a los ladrones, un lugar sin duda muy peligroso. O al menos eso era lo que pensaba este mago que con continuas miradas hacia atrás se alejaba hasta el borde del bosque.
Técnicamente no estaba desertando, estaba realizando una retirada estratégica hasta que las cosas estuvieran un poco más calmadas. Esta estrategia le había servido para llegar a sus más de 40 años de vida y a conseguir una barriga del tamaño de su amor por la buena vida, o como le solían recordar sus compañeros, su barriga era la demostración evidente de su falta de disciplina en el entrenamiento y la batalla.
Él, por supuesto, estaba dispuesto a discutirles sus acusaciones siempre que la discusión viniera estuviera bien regada de cerveza. Todos sospechaban sobre sus retiradas en el campo de batalla, pero nadie se había atrevido a denunciarle públicamente. El mago había huido de la batalla tantas veces que no tenía duda de que ya nadie podría descubrirle nunca. Pero aunque era un experto en este tipo de retiradas, seguía sintiendo el nerviosismo de quien hace algo que sabe prohibido (y condenado duramente). Y así, mirando hacia atrás, tropezándose, asustándose de su propia sombra no pudo ver un peligro que sería mucho más real para el: Bliz.

Efectivamente, el mago se dirigía, sin saberlo, directamente hacia donde un pequeño ladrón oculto ya tenía su cuchillo listo para actuar ...

3 comentarios:

Paz dijo...

¡¡¡¡Lo estoy viendo!!!
Bliz se va a cargar al mago ese fofo a cuchillada limpia.

¡¡¡qué emocionante!!!
Pero últimamente hay pocas colaboraciones en el blog... yo la primera, que no tengo ni idea de como continuar la historia (excepto en casos como este que se ve cantado...)

¿Qué pasará después?

fractalside dijo...

El mago reacciono a tiempo, y grito ¡uniflora convertia! Al instante el preciado puñal de Bliz se convirtio en una estupida e inofensiva florecilla. Claro que no una florecilla vulgar, sino una genuina 'rosa del unicornio', a la que por cierto, el mago era terrriblemente alérgico.

Pa que veas como me inspira la dichosa prima Vera. XD

Anónimo dijo...

Bliz se dió cuenta que el hombre orondo que tenía delante era tan "buen" mago como él "buen" ladrón, por lo menos estaba ante un igual...Ahora tenía menos miedo y el mago sí que parecía asustado.. Tal vez conseguiría intimidarlo:
- "No ha funcionado tu magia, verdad, mago??"
- "Y tu no deberías ser un experto en el manejo del cuchillo??" Vaya, sabía contestarle
- "Claro que lo soy!!". Bliz no podía dejar que se le subiera a la chepa
- "Y yo sé trucos de magia que no te puedes imaginar, esto ha sido solo...un fallo de cálculos..."
- "Igual que lo mío, si hubiera querido te hubiese traspasado en un abrir y cerrar de ojos, pero me diste pena.."
- "Como tú a mí, que pasaría si de esto se enterasen tus compañeros.."
- "Y si se enterasen los Grandes Sabios que has creado una flor que te da alergia??"

Los dos sabían que estaban en tablas...




Bueno, trusmis, te toca continuar...